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Mi niño de 2 años se porta mal cuando llego del trabajo

Tengo un hijo de 2 años 9 meses y quisiera saber como hacer para que deje de portarse malcriado, yo llego del trabajo y quiere que esté todo el tiempo con el. ¿Cómo hago?

Es absolutamente natural que cuando tu llegas del trabajo tu hijo quiera estar contigo. Esto no te sucede solo a tí, sino a casi todas las mamás que trabajan. Seguramente trata de llamar la atención portándose mal, pues así consigue, aunque inadecuadamente, que estés con él. Sería bueno para los dos que cuando llegues del trabajo juegues con él a algo que le guste, para que compartan un tiempo agradable, así después tendrás un momento para hacer otras cosas, y él sabrá que ya estuvieron juntos y seguramente no se va a portar mal tratando de llamar tu atención.

¿Cómo puedo guiar a mis hijas en la adolescencia?

Estimada Dra. Reciba un cordial saludo. Mi interés especialmente radica en como debo guiar a mis hijas que tienen 10 y 11 años, están ya pasando a la adolescencia y necesito orientación para esta etapa como tambien para su etapa escolar que se viene. Agradeceré su respuesta.

Alexandra

 

Estimada Alexandra

Tus hijas de 10 y 11 años están iniciando con toda seguridad la etapa previa a la adolescencia que es la preadolescencia

En la preadolescencia es cuando se inician todos los cambios físicos de tal manera que para cuando comienza la adolescencia ellas tienen ya todas las funciones reproductoras desarrolladas.  A la edad que tienen es muy posible que ya notes el botón mamario desarrollado lo que te indicará que el proceso a comenzado.

Con este inicio podrás observar que podrían tener algunos cambios de humor, van con facilidad de la tristeza a la alegría, también es natural que empiezan a dar más importancia al grupo de amigas y a lo que ellas digan o hagan sobre lo que tú les dices, lo que puede dar inicio a confrontaciones y a medir fuerza entre ustedes.

Es importante que en ésta etapa tú como mamá estés muy atenta a sus cambios para que puedas acompañarlas en el proceso, esto quiere decir que te anticipes y les digas todo lo que les va a suceder: como crecerán sus senos, que tendrán vello púbico y en las axilas, que deben usar desodorante, que eventualmente llegará la menstruación, que podrán salir espinillas o algo de acné, de tal manera que ellas conozcan sobre estos cambios como algo natural por los que todas las mujeres atravesamos en el camino para ser adultas.  Cuando converses con ellas, es muy posible que les de miedo y rechacen el proceso, ayúdalas a que lo vean con naturalidad y para esto tu debes ser la primera en aceptar los cambios como algo positivo.

Seguramente te pedirán más permisos que antes, lo que deberás ir evaluando, pues seguramente habrán algunos que podrás darles porque son adecuados a su edad, y otros que no les darás porque son para chicas mayores.

La etapa escolar hasta 7mo de básica seguramente verás muy pocas diferencias, pues el gran cambio es cuando pasan a 8vo de básica que es ya secundaria, y no solo los tratan con mayor exigencias los maestros, sino que los cambios físicos y los intereses de tus hijas y sus amigos serán ya distintos a los que tenían en la primaria

Mi hija adolescente me insulta – ¿Como afrontarlo?

¡Mi hija adolescente me insulta!, tiene diez años y a veces me responde cada grosería que no sé cómo corregirla.  Algunas veces me provoca pegarle en la boca, pero me contengo porque pienso que ya se le pasará el mal genio, y a mi también, sin embargo me pregunto, ¿hasta dónde tolerar las respuestas groseras?

María.

Estimada María

Eso que te preguntas hoy nos sucede a muchas mamas, no estas sola. Las respuestas groseras son claras faltas de respeto, y los padres no tenemos porqué tolerarlas, es más, si lo hacemos, les damos el mensaje que aprobamos su comportamiento y que pueden seguir haciéndolo, que nosotros seguiremos ahí para escucharlo.   Cómo es nuestro deber educar a nuestros hijos tenemos que poner un límite, corregir, esto significa dejar en claro que no entraremos en ese juego. Esto es bastante difícil, pues frente a una provocación, usualmente respondemos de forma agresiva y los convertimos en víctimas de nuestro desborde, de nuestra furia, con lo cual se desvirtúa completamente lo que está sucediendo.

Estas educando a tu hija en una relación en la que tú la respetas, pide a ella lo mismo, respeto mutuo.

Te recomiendo que tengas una conversación con tu hija de forma firme, y a la vez amable, que entiendes que a veces no sabe como decirte las cosas, que en vez de faltarte el respeto, piense dos veces qué es lo que quiere transmitir para evitar el irrespeto, que causa dolor, malestar y reacción. La idea de esto es que ella se responsabilice de su actuar, y a la vez aprenda a verbalizar emociones… pues una cosa es decirte ¡“eres la peor mamá del mundo, te odio”! y otra diferente es “tu nunca me das ningún permiso, eso me duele, y me causa enfado” , y si a ella le cuesta contener la furia hacia ti, es mejor que se vaya a su cuarto y esté sola, para que aprenda a controlarse y no descargarse en otro. También puedes plantearle que ella de diga cuales serían las posibles soluciones a cuando se siente molesta contigo, para en vez de insultarte descargue su malestar en privado: salir a trotar, escuchar música, tocar guitarra… seguro existen muchas opciones. Cada vez que ocurra un episodio de éstos, no pierdas la cabeza, actúa con calma, acuérdate que el adulto eres tú, y con firmeza y amabilidad le dices que te ha faltado el respeto y le pides que se retire, pues no vas a permitir que continúe tratándote mal,  luego sigues con la actividad en la que estabas antes de la discusión, si estás sintiéndote llena de rabia o tristeza por lo ocurrido, busca tu también un espacio de silencio personal o una actividad que te ayude a calmarte. Los chicos son tan fuertes, que a veces los padres olvidamos que los que educamos somos nosotros….y les damos más explicaciones y justificaciones de lo que debemos.  

¡Eso es algo que nunca debemos olvidar! Estas educando a tu hija en una relación en la que tú la respetas, pide a ella lo mismo, respeto mutuo.   

Pilar Sordo ¿Cuáles son los Retos de los padres de hoy?

Hace algunos años leí una frase en un artículo de Ángela Marulanda, al referirse a los padres de hoy, dice que somos “los últimos que le tuvimos miedo a los padres y los primeros que les tememos a los hijos;  los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos. Y lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos nos irrespeten"

Somos los últimos que le tuvimos miedo a los padres y los primeros que les tememos a los hijos.

Esta reflexión la he analizado mucho, la he contrastado con mi experiencia como madre y con el aprendizaje que te puede dar el compartir por años con padres de familia dictándoles charlas y talleres, o en el consultorio y ¡Es totalmente cierta!  Queremos ser amigos de nuestros hijos y nos alejamos de nuestro rol de padres, ¿por qué? En septiembre 2015, Pilar nos visitó en Guayaquil y gracias a la TV de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil tuvimos la oportunidad de conversar con ella sobre algunos temas que hemos compartido en diferentes videos.  Aquí les dejo el último video de la entrevista que nos ha editado MolinaFilms, escuchen lo que contestó cuando le pregunté:

¿Cuáles son los retos de los padres de hoy, para poder tener una familia sana?

  • El primer reto es volver a ejercer el rol de autoridad que los padres tienen que ejercer

Los padres modernos tenemos la ilusión de caerle bien a nuestros hijos Queremos que nuestros hijos hablen con sus amigos de lo buena onda que soy, queremos que nos evalúen bien, para lo cual, el camino es complacerlos en todo lo que pidan Esto está gatillado por un miedo: “Debemos ser la primera generación que le tuvo temor a sus padres y hoy le tiene temor a sus niños” “y como no quiero esa evaluación negativa entro en la complacencia” “Debo entender que sobre el acto de ser cómplice y amiga de mis hijos, soy mamá y eso inevitablemente significa ser jodida” Tenemos que colocar límites, aunque no les gusten y muchas veces no los entiendan

  • El segundo reto es que los adultos entendamos que tenemos inconsistencias, decimos unas cosas y hacemos otras
  • El tercer reto es la regulación de la tecnología, debemos asumir que los primeros adictos al tema tecnológico somos los adultos, y así pierdo autoridad para limitar a los hijos

Recomendación:

Pilar dice que debemos colocar en la licuadora tres herramientas, con las cuales todos los retos se pueden cumplir: Ternura, Firmeza y Fuerza de Voluntad, así el niño se sentirá amado por quienes lo cuidan, con límites muy claros, y entenderá que su éxito dependerá del esfuerzo que ponga en ello. 

Padres, a la escuela

Cómo actuar ante el primer berrinche del niño en el supermercado, el adolescente que grita y tira la puerta o el hijo crecido que se va de farra y empieza a abusar del alcohol... La lista de situaciones de difícil manejo para algunos padres podría ser extensa. Solemos consolarnos con decir que no hay una universidad que enseñe a ser padres. Por eso se van adquiriendo de manera intuitiva y empírica –con la práctica– las destrezas básicas que se necesitan para proveer de cuidados y guía a los hijos; otras veces, el aprendizaje se produce imitando la manera como nos criaron nuestros padres. Hay también quienes se ayudan con la asistencia de profesionales o asistiendo a charlas que se imparten bajo la modalidad de “escuela para padres”.

Se dice que los hijos no nacen con un manual de instrucciones bajo el brazo, que se aprende a ser mamá o papá con la práctica… Sin embargo, ¡cómo ayudan las escuelas para padres!

En el blog Primeros Pasos, de la División de Protección Social y Salud del BID, la socióloga Patricia Jara aborda la necesidad de poner más énfasis en la formación parental en relación con el desarrollo infantil. Menciona las intervenciones de las autodenominadas “escuelas para padres” que se ofrecen en centros infantiles, centros educativos y de salud, así como algunas políticas y programas implementados en esta área, para establecer la generación de acciones para la formación de capacidades y competencias parentales. Esto se refiere a las capacidades prácticas de los padres y cuidadores para proteger y educar a sus niños, generando contextos de protección, afecto y seguridad propicios a un desarrollo saludable.

Contextos de buen trato

Jara cita al neuropsiquiatra Jorge Barudy, quien sostiene que las habilidades parentales más importantes son aquellas que permiten generar “contextos de buen trato”, principalmente la capacidad de apego, la empatía, la capacidad de asimilar modelos positivos de crianza y la capacidad de participar en circuitos sociales y utilizar recursos comunitarios. El experto menciona cuatro dimensiones que considera de alta incidencia en la generación de contextos nutritivos y de reafirmación positiva para el niño: El afecto, que es la cualidad esencial de cualquier forma de interacción basada en el buen trato. La comunicación, pues cuando existe un ambiente de respeto, empatía y escucha mutua, se genera un dominio educativo ‘bientratante’. El apoyo, que los padres y cuidadores proveen en los procesos de desarrollo y las exigencias de madurez, lo cual se traduce en la generación de estímulos positivos, gratificaciones y desafíos que promueven en los niños el sentido de logro. El control, ya que los niños necesitan aprender a reconocer fronteras, manejar su impulsividad y desarrollar tolerancia a la frustración. En ambientes donde el trato se basa en el afecto, hay una buena comunicación, apoyo, soporte y el ejercicio del control se da en una forma pedagógica, hay mayores probabilidades de que niños y niñas se encuentren más confortables, experimenten seguridad emocional y física y, por tanto, desarrollen su máximo potencial.

Evaluación

La presidenta del Colegio de Psicólogos Educativos del Guayas, M.Sc. Jenny Alvarado Pozo, señala que generalmente los padres no son conscientes de que necesitan orientación para mejorar sus destrezas en relación con el cuidado y guía de los hijos. Menciona que en los colegios, cuando se convoca a los padres a las charlas tipo “escuela para padres”, generalmente se espera que prioritariamente asistan los representantes de aquellos menores que tienen problemas de conducta. Pero en la mayoría de casos esto no ocurre. Cuando padres, madres o cuidadores son capaces de mirar su propio desempeño y de evaluarse a sí mismos en relación con las necesidades de sus hijos o niños a cargo, se da el primer paso hacia la formación o fortalecimiento de las capacidades parentales. Si esto cuenta con la asesoría de consejeros o profesionales que facilitan este reconocimiento, entregan las distinciones necesarias para discernir entre una conducta de buen o mal trato con los hijos, y se generan oportunidades para la destreza de esas capacidades, se está ante un contexto favorable al aprendizaje parental, línea de trabajo con familias que está cada vez más presente en muchos programas de apoyo al desarrollo infantil, señala Jara.

Beneficios

Laura María Noboa, licenciada en Orientación y Consultoría Familiar, explica que entre los beneficios de las escuelas para padres están las herramientas que se les da para interiorizar –qué estoy haciendo en mi casa, cuáles son los valores familiares en mi hogar– y el poder compartir experiencias y aprender de otros padres. Esta interrelación es muy provechosa, dice, pues además de lo que el orientador pueda comunicar, saber que otros padres afrontan el mismo tipo de problemas es ya una especie de alivio, pues los grupos se arman de acuerdo con la edad de los hijos: preescolares, adolescentes, universitarios... Hay muchas inquietudes y necesidad de saber; acuden parejas de esposos, padres solteros, viudos, divorciados, tíos o abuelos a cargo de menores cuyos padres están ausentes... Noboa señala que hay un ciclo de vida familiar, que consta de siete etapas: formación de la pareja, nacimiento del primer hijo, ingreso a la escuela, hijos adolescentes, salida de los hijos del hogar, reencuentro de la pareja y familia anciana. Y en todas esas etapas se dan pequeñas crisis. Las inquietudes y angustias van a coincidir según la edad que tengan los hijos: cuando son pequeños, porque no quieren compartir u obedecer; evitan bañarse, se vuelven respondones y agresivos en la adolescencia; los más grandes descuidan los estudios o no manejan bien el consumo de alcohol... Al encontrarse en un grupo que comparte inquietudes similares, pueden conversar y se enriquecen, dice Noboa, pues “aunque los padres se divorcien, siguen teniendo un punto en común, que es anhelar el bienestar de los hijos”. Además de las iniciativas privadas, se vuelven necesarias políticas públicas en ese sentido, mucho más en estos tiempos de hiperconectividad en que niños y jóvenes reciben un sinnúmero de influencias externas incluso estando en casa. Los padres, por su parte, no tienen excusa para no prepararse; pueden encontrar mucho material de apoyo en internet y libros especializados. Puede leer el artículo original tomado de La Revista 

Saber escuchar: la clave para una buena relación

Vivimos en un mundo lleno de ruido, sonidos y voces de las personas que nos rodean; pero con una gran ironía presente cada vez sabemos escuchar menos. Empezando por nosotros como individuos, en muchas ocasiones estamos en conversaciones y se nos dificulta escuchar las ideas, opiniones y demás de las otras personas. Luego como pareja, por lo general en las noches después de nuestros largos días no tenemos la disposición de prestar atención a aquellas anécdotas ó quizás problemas que nos está compartiendo nuestro cónyugue. Finalmente con nuestros hijos, esos que nos cuentan una historia sin fin desde que abren sus ojos. Difícilmente escuchamos lo que realmente pasa con ellos.

Hoy nos enfocaremos en una herramienta muy importante no solo para la crianza de nuestros hijos sino para todas nuestras relaciones interpersonales “saber escuchar”. Jane Nelsen nos explica que los niños escuchan después de sentirse escuchados. Es común que como padres busquemos explicar, aclarar, realizar aclaraciones pero recuerden que no es un monólogo y es de suma importancia escuchar a nuestros hijos antes de hacer cualquier juicio de valor. Una vez que nuestros hijos nos compartieron su punto de vista, su postura e ideas frente a la situación con la que nos enfrentamos, será mucho más fácil para nosotros partir desde donde ellos se encuentran hacia la explicación o aclaración que queremos compartirles. Recuerden que nuestros hijos aprenden de lo que nosotros les modelamos, si ellos ven constantemente que sus padres, los interrumpen, no los dejan terminar su idea o participar en la discusión

Extraído De las Tarjetas de Disciplina Positiva:

  • Es necesario identificar ¿Cuántas veces estoy interrumpiendo, explicando, defendiendo mi postura, sermoneando o dando órdenes a mi hijo que quiere hablar. Recordemos que los monólogos son sólo para el teatro. Este tipo de costumbre puede deteriorar gravemente nuestro vínculo, porque genera un sentimiento de frustración al no se escuchado, baja autoestima porque “quizás no vale la pena que me escuchen”.
  • Deténganse y sólo escuchen. Luego realiza preguntas curiosas para comprender más su postura. Cuando una persona se siente juzgada difícilmente compartirá información con nosotros. Mucho menos nuestros hijos. Es por eso que debemos ser curiosos y tener mucha paciencia.
  • Una vez que terminó tu hijo, pregúntale si ya está listo para escucharte y ahora se breve y concreto. “Keep it simple” mientras más concretos y directos seamos, mucho mejor.
  • Finalmente enfóquense en soluciones. Echarle la culpa ó señalar con el dedo a los culpables no nos lleva a ningún lado.

Mi hijo tiene una novia mayor

Cordial saludo, mi situación es la siguiente: soy madre cabeza de hogar y tengo un hijo menor, tiene 14 años, quien anda enamorado de una niña de 17 años. El problema es que esa relación lo está volviendo rebelde, ha desmejorado en el estudio y pretende que todos aceptemos y estemos contentos con esa niña. Ella no es mala persona, pero si lo acapara y hasta parece que lo manipula para que él esté tan obsesionado con la idea de integrarla a la familia. Me parece demasiado prematuro y acelerado ese pensamiento pero no quiero ser muy estricta porque me da miedo perderlo o que ahí sí descuide totalmente sus estudios. Por favor, requiero su asesoría, ojalá se pudiera personalmente también.

Estimada M

Realmente entiendo tu preocupación. Tu hijo de 14 años es muy menor para tener una enamorada de 17 años.
las mujeres maduran más rápidamente que los varones, y si además consideramos los 3 años de diferencia de edad, debe existir mucha diferencia entre ellos. Para tu hijo estar con alguien mayor debe significar un triunfo, seguramente sus amigos lo ven como a un héroe que a logrado que una mujer mayor se fije en él, lo que me llama la atención es que ella elija estar con un chico tan menor a ella. Seguramente el estar con él puede significar para ella tener un compañero y además alguien que la complazca y la agrade, pues veo muy difícil que un chico de 14 años se atreva a enfrentar una diferencia o tener un conflicto con alguien mayor sin tener temor a perderla, por lo tanto me atrevería a decirte que tu hijo está atrapado en una relación con la que se siente mayor, que le da poder frente a los amigos y en la que con seguridad será el que lleva el amén en la relación por temor a perderla.
En el ambito sexual seguramente es muy posible que ella tenga mayor experiencia que él con lo cual él podría sentir que esta viviendo una experiencia única con la cual está descubriendo su sexualidad y todo lo que esto conlleva.

La posición de los padres:
Cuando los hijos eligen una pareja que a los padres no nos gusta, y nos dedicamos a decirle cuanto su pareja nos disgusta, la criticamos constantemente, prohibimos su entrada en la casa, y se intenta evitar que la vea, lo único que conseguimos es apartar a nuestro hijo de la casa, fomentar que empiece a mentir, se encierre en sí mismo, dejando de compartir con nosotros, cortando la comunicación, logrando seguramente que se afiancea su relación aún más por rebeldía a sus padres.

Tu hijo es un adolescente, esta es una etapa en la que los jóvenes intentan descubrir quienes son ellos así como diferenciarse de sus padres, siendo la rebeldía un medio para lograr esto. Elegir unaa enamorada que los padres rechazan es también una señal de rebeldía, por lo tanto a más controversia por la chica mayor será la rebeldía y la necesidad de mantener la relación.

Lo que te recomiendo es que le digas porque esta chica no te gusta para él, que seguramente es una buena chica, pero al haber tanta diferencia de edad te parece que ella lo maneja, y que difícilmente sea una relación igualitaria, coméntale tu preocupación, a la vez dile que quieres que encuentre una chica con la que pueda ser feliz. Una vez que le das tu opinión, permite que la relación se de. Pero como es un chico de 14 años es importante que existan límites y reglas claras, no por la enamorada, sino porque es necesario para crecer. Es importante que tenga una relación supervisada, debe tener hora para entrar y salir de casa, debe pedir permiso para salir así como decirte con quién saldrá, no porque seas un policía, sino porque es lo natural con un chico de 14 años. Al permitir los padres la relación, ese enamoramiento ya no sirve para ser rebelde, y es muy probable que con el tiempo empiece a sentir tu hijo la diferencia de edad, o sea ella la que se aburra de estar con un menor y la relación termine.

Cualquier duda que tengas nos escribes. Espero que este problema se solucione pronto.

 

 

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