En un principio somos los padres el espejo en el cual los hijos miden su valía como personas, e influenciamos en el autoestima de los adolescentes, aunque el mundo les refleje también como los ve con las opiniones de sus amigos, hermanos, maestros; ellos se mantendrán fieles a lo que ven en el espejo de sus padres, mientras sean niños y adolescentes, pues somos su referente más importante, afectivamente las personas más cercanas.
Para que este espejo sea positivo debemos: valorarlos y aceptarlos por lo que ellos son, teniendo además una comunicación adecuada.