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Hijos seguros y amados

La Familia, es el punto de referencia afectivo más importante. Es en dónde nuestros hijos se descubren amados y reciben la seguridad afectiva que los llevara a desarrollar una alta autoestima. Desde la primaria o educación básica, nuestros hijos desarrollan una mayor socialización haciendo sus propios amigos, descubriendo que podrán ser más afines a unos niños que a otros, y están en contacto con profesores encargados de su educación académica y calificarán constantemente su desempeño. Pero es frente a la mirada de sus padres que necesitarán sentirse valiosos por ser quienes son.

Es la valoración de sus padres, la que será el mejor alimento para construir una autoestima alta, que se traducirá en seguridad personal.
Haz el ejercicio de buscar en cada uno de tus hijos los aspectos de su personalidad que más te gusten y díselo, es bueno para ellos escucharlo de nosotros:

- Eres muy solidaria, te has preocupado de no hacer bulla cuando a tu papá le duele la cabeza
- Tu fuerza de voluntad es admirable, a pesar del calor, has paseado al perro
- Que servicial eres ayudando a arreglar la mesa antes de cenar

Cuando deben mejorar en algo, puedes decirles:

- Puedes compartir tu juguete con tu hermano, a él también le gustaría
- Estoy segura que la próxima vez podrás mejorar la nota, hay que estudiar un poquito más
- Te olvidaste de sacar la basura a tiempo hoy, mañana que no se te olvide para que no se acumule

Compartamos vivencias que les llenen el corazón: recuerdos valiosos para la vida; la herencia más grande que podamos dejar a nuestros hijos es el corazón lleno de recuerdos de amor. Para lograrlo busca el tiempo para compartir con ellos en exclusiva, sin mirar el celular:

  • Un juego de mesa
  • Un paseo en bicicleta
  • Llevarlos a jugar fútbol, aunque sean sólo dos y lo único que puedan hacer sean tiros al arco
  • Siéntense a conversar de lo que a ellos les preocupa o los alegra
  • Diviértanse en un día caliente con agua de la manguera

Y así hay un sinfín de momentos que se pueden compartir donde lo que se necesita es el deseo de hacerlo y la buena disposición. De ahí saldrán esas vivencias, esos consejos, ese compartir que ellos recordarán toda la vida, porque fue agradable y se sintieron amados.

Funciones de los Padres: Amar, Educar, Proteger

 Las funciones de los padres, fundamentalmente son: Amar, Educar y Proteger.

Amar

Amamos entrañablemente a nuestros hijos, es una premisa indiscutible. Somos los padres los que debemos enseñar que el afecto es gratuito, porque se lo damos a ellos sólo por el hecho de existir, aceptándolo tal cómo es, no en la medida en que se convierta en lo que yo quiero que sea, o en lo que yo hubiera querido ser. Amamos a nuestros hijos por encima de nuestras expectativas y preferencias. Si tu hijo tiene la nariz de tu suegro, aunque no te guste, igual lo amarás; si eres muy deportista y tu hijo es de tipo intelectual y torpe para los deportes, aceptarás esa diferencia, respetando su originalidad; así él se sentirá amado por ti. Somos justamente los padres los que amamos auténticamente a nuestros hijos, con sus virtudes, imperfecciones y diferencias. Nadie da lo que no tiene, si tienes comida puedes compartirla con otros, si eres bien amado, puedes amar. Crecer convencido del amor de sus padres da a los hijos una garantía de salud emocional.

Educar

  • Lograr acuerdos entre los padres sobre el proyecto de vida familiar
  • Proporcionarles valores claros y realizar actividades para hacerlos vida.
  • Guiarlos para que sean la mejor versión de sí mismos.
  • Ser modelos claros y coherentes del ser adultos. Referentes creíbles.
  • Ejercer nuestra autoridad de forma saludable, y poner los límites necesarios para que aprendan a conducirse y vivir en sociedad.
  • Ser valientes para ayudar a nuestros hijos a encontrar la medida en sus actos.
  • Incomodarnos… ser críticos con nosotros mismos para encontrar el camino adecuado a cada hijo.
  • Procurar el equilibrio para encontrar el justo medio, que no ahoga, ni abandona.

Proteger

Es nuestro deber cuidarlos, en el sentido emocional, intelectual y físico, inicialmente necesitan nuestro cuidado para sobrevivir, al bebé si no se lo alimenta, muere; si no se lo acaricia, se deprime; si no se lo limpia, se enferma; y así, por algunos años hay que proveerles el alimento a su boca, enseñarles a caminar levantándolos cuando se caen, cruzar la calle, etc.

También somos los llamados a cuidar su integridad, a defenderse de los extraños, a proteger su cuerpo.

Protegerlos emocionalmente, sin descalificarlos y aceptándolos como son, proporcionándoles una autoestima alta que les permita desarrollar mecanismos para enfrentar la vida desde su individualidad. Es nuestra tarea cuidar de ellos de tal forma que en la medida que van creciendo, les traspasemos la posibilidad de cuidar de sí mismos al crecer en autonomía. Es por esto que en un inicio les señalamos el camino, para que después ellos transiten solos, eligiendo su propia ruta y asumiendo las consecuencias de sus decisiones.

¡Pareja de esposos y Pareja de padres!

Nace la pareja en la medida en que día a día va definiendo espacios y tareas, asignando áreas de responsabilidad individual y común. Creando sus valores familiares propios, escogiendo qué imitan de las casas de sus padres y qué no; con todo esto crean su identidad familiar y se fortalecen en el ámbito de pareja conyugal. Con el nacimiento del primer hijo la misma pareja de cónyuges adquiere un nuevo nivel al convertirse en la pareja de padres. Así adquirimos una doble función, por una parte somos pareja de esposos, y por otra parte somos pareja de padres, que implica nuestro rol conjunto hacia nuestros hijos. Este rol no se pierde por más de que la pareja de cónyuges se rompa, pues seguiremos siendo padres en conjunto y tendremos que decidir siempre el bienestar de nuestros hijos.

Somos al mismo tiempo pareja de Esposos y pareja de Padres El mundo de la parentalidad es tan demandante que puede absorber a la pareja conyugal. Por eso, es muy importante en la medida en que la pareja se convierta en padres, mantengan algunos de los espacios en los que son pareja, como salir al cine, a comer, a hacer ejercicio, a pasear los dos solos, etc. Momentos de encuentro de la pareja, donde hablen de sus sueños, miedos, anhelos y cotidianeidad, no necesariamente, hablar de los hijos.

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En las empresas hay diagramas empresariales, así también, existe el organigrama de la familia! Aquí, los padres son la cabeza de la familia, ellos son los llamados a dictar las reglas, fijar los límites y hacerlos cumplir. Los hijos están todos juntos en un mismo nivel, por debajo de sus padres. Son quienes deben acatar el planteamiento familiar impuesto por sus padres. Los hijos necesitan guía, un norte, una dirección hacia dónde dirigirse, y son papá y mamá quienes muestran el camino, de lo contrario, los niños se pierden.

Los padres somos quienes ponemos las barandas al puente, quienes dibujamos las lineas de la carretera, y nuestros hijos siguen el camino trazado. De allí la importancia de detenernos a pensar en cuál es el camino por donde queremos guiar a nuestra familia. Papás, ¡hagan un equipo de padres!

El super papá del siglo XXI

Hay un aspecto trascendente en la actitud del papá del siglo XXI que a cambiado en relación al pasado, y es su involucramiento en la educación de sus hijos.

El papá de hoy ha asumido un cambio en su rol, que durante mucho tiempo fue casi exclusivamente el de proveedor, para complementarlo hoy en día con la experiencia de ver crecer a sus hijos y participar activamente en este proceso, por lo tanto es un papá mucho más presente en la vida del hijo.

Compartir con tu hijo:

La relación con tu hijo crece y se afianza en la medida en que ellos sienten que te interesas en ellos y compartes tu tiempo brindándoles atención positiva. Esto significa que dedicas tiempo a jugar con él, si es pequeño lo podrías bañar, leer un cuento, patear pelota, sentarte en la cocinita de juguete a que te sirvan el té. Seguramente cuentas con poco tiempo y estás cansado luego de la jornada de trabajo, pero este esfuerzo realizado como acto de voluntad tiene beneficios incalculables en tu relación a corto, mediano y largo plazo con tu hijo. Fortalece su autoestima al sentirse importante para ti, fortalece el vínculo creando una relación de confianza en la que siente que puede contar con su padre, te permite conocerlo. Procura que estos momentos de compartir sean en un entorno positivo, que no se centren exclusivamente en corregirlo y llamarle la atención sobre lo que hace mal, por el contrario, aprovecha para descubrir lo que hace bien y díselo.

Conocer a tu hijo:

La forma de conocer a tu hijo es compartiendo con él y observando su comportamiento, sus reacciones a diferentes situaciones, así sabrás si es inquieto o pasivo, si le gusta jugar en exteriores o dentro de casa, si le gusta arriesgar o es cauto, que sentido del humor tiene, si es dedicado o le cuesta concentrarse, si es emotivo o más bien ecuánime, si es curioso, cariñoso o distante. Para educarlo, habrá primero que ir descubriendo cómo es él, posiblemente diferente a ti. Aprenderás a valorarlo como ser único e irrepetible.

Educar a tu hijo:

En la medida que vas conociendo a tu hijo podrás sacar lo mejor de él, pues si solo le gusta jugar dentro de casa, podrás invitarlo a andar en bicicleta y así lo ayudas a fortalecer aquello que le cuesta; si él/ella se fastidia rápidamente, podrás ayudarlos a que manejen mejor la frustración; si es extremadamente estructurado podrás sorprenderlo para que aprenda a adaptarse a situaciones nuevas. Todos tenemos posibilidades enormes de crecer como personas, pero sólo involucrándonos de forma positiva podremos ayudarlos a superar las dificultades y afianzar los aspectos fuertes de su personalidad.

Cuando compartes, conoces y educas a tu hijo les regalas a ellos un padre cercano y un modelo a seguir cuando crezcan.

El papá del siglo XXI tiene otra característica importante, comparte con su esposa las responsabilidades del hogar, ya que, al salir la madre a trabajar, se ven abocados a colaborar juntos en la tarea de proveedores y de organizadores del hogar. Así, vemos papás haciendo supermercado, lavando platos, recogiendo y dejando a sus niños en la escuela o actividades extracurriculares; vivir este cambio con naturalidad ayudará a tus hijos a desarrollar destrezas que le servirán en el futuro. 

8 consejos para ser un papá afectuoso

El afecto de PAPÁ es trascendente en la vida emocional de un hijo. Para que un hijo se sienta seguro debe sentirse primero “amado” pero no solamente por mamá como algunos creen, sino también por papá.

Tips para disfrutar de las vacaciones de mitad del período escolar

Las vacaciones de mitad del período escolar, que duran apenas una semana, son una gran oportunidad para descansar y salir de la rutina.

Cuando papá y mamá trabajan:

Para los papás y mamás que no tienen vacaciones y si van a trabajar, éstas vacaciones pueden significar una dificultad, pues los niños estarán en casa y habrá que ingeniarse para que alguien los cuide, o podrá ser la oportunidad para que pasen el día en casa de los abuelitos o vayan a compartir a casa de algún amigo. Si trabajas, habrá también un cambio para ti pues no tendrás que levantar en la mañanita a todos y hacer la rutina de la mañana para que vayan a la escuela temprano, pues toda la familia podrá dormir un poco más, siendo tu salida al trabajo un poco más relajada. También podrás aprovechar que no hay tarea que revisar o lecciones que tomar para pasear con tus hijos a la salida de tu trabajo, de tal forma que todos compartan de forma distinta a lo cotidiano.

Que los niños no tengan tarea para el día siguiente es ya un cambio dentro de la vida diaria, disfruta de ellos con la tranquilidad de saber que no habrá que llevarlos a la escuela al día siguiente, podrán tener actividades con amiguitos durante el día, y cuando ustedes lleguen a casa podrán ir al cine, a pasear a algún parque...sorprende a tus hijos con algo que los saque de la rutina, con lo que puedan divertirse juntos. Para las mamás que no trabajan fuera de casa aquí algunos tips para aprovechar las vacaciones:

1.- Ten una actitud flexible con los horarios y rutinas, es momento de bajar la guardia.

2.- Recuerda que al ser solo una semana pasará rápidamente, organiza tus días para que los aproveches.

3.- Acuerda con amigas, mamás de amiguitos de tus hijos, diferentes tipos de actividades, salir en grupo de mamás y niños es siempre muy agradable.

4.- Puedes planificar los días con diversas actividades: un día trabajo manual dentro de casa, cocinar algo rico, otro día visita a los abuelitos, excursión a la ciudad con amigos, visitar algún museo o lugar turístico, hacer un paseo a la playa, al campo.

5.- Involucra a papá en algún paseo que pueda ser a la salida de su trabajo, así los niños disfrutarán de su compañía en un ambiente distinto.

6.- Como son cortas las vacaciones no hagas repasos escolares, y evita todo tipo de terapias de aprendizaje o actividades relacionadas con lo cotidiano. Rompe con la rutina.

Las vacaciones son una oportunidad para descansar y renovarse para seguir.

 

¡Felices vacaciones!     

¿Madrastra o la esposa del papá?

La familia reconstituída

Cada vez es más común el toparnos con familias reconstituídas, y en la medida en que esto sucede son más las parejas que conviven con hijos que son solo de uno de ellos. Las familias reconstituídas existen desde la antiguedad. Originalmente fueron aquellas en las que el esposo o esposa enviudaba y el que lo sobrevivía se casaba nuevamente con un/una soltero, usualmente una hermana de la esposa fallecida. Luego, en el tiempo, con el aumento de los divorcios, y de los segundos matrimonios es que los expertos les dan el nombre de familias reconstituídas. Nos referimos a familias en dónde un padre/madre con hijos previos se vuelve a casar. Hoy ésta figura tiene nuevos matices, pues el caso más común es un padre/madre divorciado, con hijos, que contrae nuevas nupcias, con un soltero, con o sin hijos, o con un divorciado, con o sin hijos previos. El nivel de complejidad en las relaciones aumenta en la medida en que la nueva pareja tenga cada uno hijos previos, y estén en edad de tener hijos mutuos.

La Madrastra

Los cuentos de niños se han encargado en que la madrastra sea vista como una bruja, y la palabra tenga una connotación negativa, pero más allá de esto podríamos distinguir entre la esposa del papá, y la madrastra, si antecede un divorcio o una viudez propiamente. Pues en la mayoría de los casos, después de un divorcio los niños viven con su madre, y visitan a su papá ciertos días durante la semana o el fin de semana. En caso de viudez, éstos vivirán con su padre y su nueva esposa.

10 Concejos para tomar en cuenta:

Hay ciertas reglas de oro que una mujer debe tomar en cuanta si va a formar parte de una familia reconstituída.

  1. Estar clara que ésta familia nace de una situación de pérdida. Tanto en el caso de viudez como en el de divorcio se pierde en el primer caso, a una madre, en el segundo al matrimonio. Por lo tanto hay que estar muy conscientes que su nuevo esposo y sus hijos han debido elaborar un duelo, o lo tienen pendiente por resolver. Si es que ella viene también de un divorcio, tendrá su propio duelo.
  2. Pretender que es una familia tradicional y que debe evolucionar como tal es un grave error. Es una familia que nace a partir de otra que ha sufrido una pérdida. Por lo tanto atravesarán un proceso largo y complejo. Tendrán que pasar por una período de adaptación tanto entre la nueva pareja, como con los hijos de éste, y tener muchísima paciencia respetando los tiempos de cada uno, sin forzarlos. Ellos tienen una historia en común, con normas y ritos, y seguramente tú los tuyos.
  3. El afecto no es automático, nacerá poco a poco. Debes estar muy clara con respecto a esto. Ellos tienen a su madre a quién aman. Y el carino que desarrollen a ti no debe ser una deslealtad a su madre. A ti te ven como una amenaza a la futura reconciliación de sus padres, pues los hijos tienen siempre esta esperanza, por lo tanto deberán darles senales claras que los ayuden a aceptar el proceso. Pretender que te amen desde el primer día es un grave error. Este será el fruto que cosecharás con el tiempo.
  4. Nunca trates de ocupar el lugar de su madre, ni de descalificarla. Ella es irremplazable, más aún si vive. Acuérdate que no estás ocupando su lugar, eres la esposa del papá, y eso no te hace su madre. No estás en competencia con ella, sé tú misma, auténtica, que puedas ganar el afecto de ellos por quién tú eres. Esto cambia completamente si los niños son pequeños y su madre ha fallecido, en ese caso sí harás el rol de mamá.
  5. No intentes comprarlos. Ellos sienten cuando el ambiente es ficticio. Eso sería entrar en un juego que pasa factura. Tú les das lo que ellos piden, y ellos a cambio te dan su amor. El amor debe ser gratuito, fruto de la buena actitud y paciencia. Demuéstrales que pueden contar contigo, que eres un adulto confiable.
  6. Recuerda que en casa no están de visita. Si es la casa en dónde vive el papá, es también su casa. Es muy importante que tengan un rincón propio, un cuarto para ellos es lo ideal. Que puedan moverse en la casa con libertad sin tener que pedir permiso para todo lo que hacen ahí. En caso que tú tengas hijos, tendrán que tener cuidado que el trato para con los hijos de tu esposo sea igual al de los tuyos. Es muy doloroso para los hijos de un esposo saber que su padre vive y educa a chicos que no son los suyos. Esto crea situaciones normales de celos, que deberán ser bien manejadas cuando todos están en casa.
  7. Debe existir un acuerdo con tu esposo sobre el manejo de la autoridad y el establecimiento de límites cuando los hijos de él comparten con ustedes, y mucho mejor aún si son las mismas reglas que tienen en casa con su mamá. Con tu esposo compartes la conyugalidad, pero la parentalidad él la comparte con la madre de los chicos. No debe suceder que cuando están en tu casa se los complace y permite todo, como estrategia para ganar su afecto. Esto solo traerá discusiones con su madre y mal educará a los hijos. Deben educarlos también, y es él, como padre, el que debe ejercer ésta autoridad. En caso de existir situaciones en las que no estás de acuerdo con él en la forma que sus hijos se comportan en casa, o ciertos comportamientos que él permite, deberías dialogarlo para que en tú casa se respete también tu forma de pensar y hacer las cosas. Con respecto a esto es fundamental que si él sale de casa y se quedan contigo exista una delegación de autoridad para que sus hijos te obedezcan, y te respeten.
  8. Debe quedar claro con tu esposo que cuando sus hijos están en casa, es con él con quien quieren estar. No absorbas tú su tiempo, cayendo en competencia con sus hijos, sino fomenta la unión entre padre e hijos. Que tanto él como ellos sientan que tú quieres que ellos crezcan en su relación.
  9. Saber ocupar tu lugar de esposa del papá. Es bueno para ellos ver que amas a su padre y lo tratas bien. Que respetas a su madre y no tratas de competir con ella, ni siendo muy regalona, ni reprendiéndolos como si fueras ella. Ni tratando de ser su bf (best friend), te corres el riesgo que no te vea como una adulta, sino como una amiga más de su edad. Recuerda que hay situaciones que son de competencia exclusiva de su madre, como las conversaciones muy personales.
  10. Si tienes que hablar por alguna situación con la mamá de los chicos, sé cordial y educada con ella, como te gustaría que lo fueran contigo. Aunque no estés de acuerdo con su forma de pensar, respétala, que de igual forma ella lo hará contigo y sus hijos lo apreciarán. No caigas en el juego de verla como una enemiga a pesar de lo difícil que pueda haber sido el proceso de separación entre ella y tu actual esposo.

Las familias que han atravesado divorcios han sufrido mucho. Sí tu has decidido casarte con un hombre divorciado con hijos tienes la gran oportunidad de contribuir en que el proceso que inicies junto a él sea emocionalmente saludable, en el que el amor, la paciencia, la actitud positiva y, el respeto sean tus mejores cómplices. 

Mi hija adolescente me insulta – ¿Como afrontarlo?

¡Mi hija adolescente me insulta!, tiene diez años y a veces me responde cada grosería que no sé cómo corregirla.  Algunas veces me provoca pegarle en la boca, pero me contengo porque pienso que ya se le pasará el mal genio, y a mi también, sin embargo me pregunto, ¿hasta dónde tolerar las respuestas groseras?

María.

Estimada María

Eso que te preguntas hoy nos sucede a muchas mamas, no estas sola. Las respuestas groseras son claras faltas de respeto, y los padres no tenemos porqué tolerarlas, es más, si lo hacemos, les damos el mensaje que aprobamos su comportamiento y que pueden seguir haciéndolo, que nosotros seguiremos ahí para escucharlo.   Cómo es nuestro deber educar a nuestros hijos tenemos que poner un límite, corregir, esto significa dejar en claro que no entraremos en ese juego. Esto es bastante difícil, pues frente a una provocación, usualmente respondemos de forma agresiva y los convertimos en víctimas de nuestro desborde, de nuestra furia, con lo cual se desvirtúa completamente lo que está sucediendo.

Estas educando a tu hija en una relación en la que tú la respetas, pide a ella lo mismo, respeto mutuo.

Te recomiendo que tengas una conversación con tu hija de forma firme, y a la vez amable, que entiendes que a veces no sabe como decirte las cosas, que en vez de faltarte el respeto, piense dos veces qué es lo que quiere transmitir para evitar el irrespeto, que causa dolor, malestar y reacción. La idea de esto es que ella se responsabilice de su actuar, y a la vez aprenda a verbalizar emociones… pues una cosa es decirte ¡“eres la peor mamá del mundo, te odio”! y otra diferente es “tu nunca me das ningún permiso, eso me duele, y me causa enfado” , y si a ella le cuesta contener la furia hacia ti, es mejor que se vaya a su cuarto y esté sola, para que aprenda a controlarse y no descargarse en otro. También puedes plantearle que ella de diga cuales serían las posibles soluciones a cuando se siente molesta contigo, para en vez de insultarte descargue su malestar en privado: salir a trotar, escuchar música, tocar guitarra… seguro existen muchas opciones. Cada vez que ocurra un episodio de éstos, no pierdas la cabeza, actúa con calma, acuérdate que el adulto eres tú, y con firmeza y amabilidad le dices que te ha faltado el respeto y le pides que se retire, pues no vas a permitir que continúe tratándote mal,  luego sigues con la actividad en la que estabas antes de la discusión, si estás sintiéndote llena de rabia o tristeza por lo ocurrido, busca tu también un espacio de silencio personal o una actividad que te ayude a calmarte. Los chicos son tan fuertes, que a veces los padres olvidamos que los que educamos somos nosotros….y les damos más explicaciones y justificaciones de lo que debemos.  

¡Eso es algo que nunca debemos olvidar! Estas educando a tu hija en una relación en la que tú la respetas, pide a ella lo mismo, respeto mutuo.   

Pilar Sordo ¿Cuáles son los Retos de los padres de hoy?

Hace algunos años leí una frase en un artículo de Ángela Marulanda, al referirse a los padres de hoy, dice que somos “los últimos que le tuvimos miedo a los padres y los primeros que les tememos a los hijos;  los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos. Y lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos nos irrespeten"

Somos los últimos que le tuvimos miedo a los padres y los primeros que les tememos a los hijos.

Esta reflexión la he analizado mucho, la he contrastado con mi experiencia como madre y con el aprendizaje que te puede dar el compartir por años con padres de familia dictándoles charlas y talleres, o en el consultorio y ¡Es totalmente cierta!  Queremos ser amigos de nuestros hijos y nos alejamos de nuestro rol de padres, ¿por qué? En septiembre 2015, Pilar nos visitó en Guayaquil y gracias a la TV de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil tuvimos la oportunidad de conversar con ella sobre algunos temas que hemos compartido en diferentes videos.  Aquí les dejo el último video de la entrevista que nos ha editado MolinaFilms, escuchen lo que contestó cuando le pregunté:

¿Cuáles son los retos de los padres de hoy, para poder tener una familia sana?

  • El primer reto es volver a ejercer el rol de autoridad que los padres tienen que ejercer

Los padres modernos tenemos la ilusión de caerle bien a nuestros hijos Queremos que nuestros hijos hablen con sus amigos de lo buena onda que soy, queremos que nos evalúen bien, para lo cual, el camino es complacerlos en todo lo que pidan Esto está gatillado por un miedo: “Debemos ser la primera generación que le tuvo temor a sus padres y hoy le tiene temor a sus niños” “y como no quiero esa evaluación negativa entro en la complacencia” “Debo entender que sobre el acto de ser cómplice y amiga de mis hijos, soy mamá y eso inevitablemente significa ser jodida” Tenemos que colocar límites, aunque no les gusten y muchas veces no los entiendan

  • El segundo reto es que los adultos entendamos que tenemos inconsistencias, decimos unas cosas y hacemos otras
  • El tercer reto es la regulación de la tecnología, debemos asumir que los primeros adictos al tema tecnológico somos los adultos, y así pierdo autoridad para limitar a los hijos

Recomendación:

Pilar dice que debemos colocar en la licuadora tres herramientas, con las cuales todos los retos se pueden cumplir: Ternura, Firmeza y Fuerza de Voluntad, así el niño se sentirá amado por quienes lo cuidan, con límites muy claros, y entenderá que su éxito dependerá del esfuerzo que ponga en ello. 

Padres, a la escuela

Cómo actuar ante el primer berrinche del niño en el supermercado, el adolescente que grita y tira la puerta o el hijo crecido que se va de farra y empieza a abusar del alcohol... La lista de situaciones de difícil manejo para algunos padres podría ser extensa. Solemos consolarnos con decir que no hay una universidad que enseñe a ser padres. Por eso se van adquiriendo de manera intuitiva y empírica –con la práctica– las destrezas básicas que se necesitan para proveer de cuidados y guía a los hijos; otras veces, el aprendizaje se produce imitando la manera como nos criaron nuestros padres. Hay también quienes se ayudan con la asistencia de profesionales o asistiendo a charlas que se imparten bajo la modalidad de “escuela para padres”.

Se dice que los hijos no nacen con un manual de instrucciones bajo el brazo, que se aprende a ser mamá o papá con la práctica… Sin embargo, ¡cómo ayudan las escuelas para padres!

En el blog Primeros Pasos, de la División de Protección Social y Salud del BID, la socióloga Patricia Jara aborda la necesidad de poner más énfasis en la formación parental en relación con el desarrollo infantil. Menciona las intervenciones de las autodenominadas “escuelas para padres” que se ofrecen en centros infantiles, centros educativos y de salud, así como algunas políticas y programas implementados en esta área, para establecer la generación de acciones para la formación de capacidades y competencias parentales. Esto se refiere a las capacidades prácticas de los padres y cuidadores para proteger y educar a sus niños, generando contextos de protección, afecto y seguridad propicios a un desarrollo saludable.

Contextos de buen trato

Jara cita al neuropsiquiatra Jorge Barudy, quien sostiene que las habilidades parentales más importantes son aquellas que permiten generar “contextos de buen trato”, principalmente la capacidad de apego, la empatía, la capacidad de asimilar modelos positivos de crianza y la capacidad de participar en circuitos sociales y utilizar recursos comunitarios. El experto menciona cuatro dimensiones que considera de alta incidencia en la generación de contextos nutritivos y de reafirmación positiva para el niño: El afecto, que es la cualidad esencial de cualquier forma de interacción basada en el buen trato. La comunicación, pues cuando existe un ambiente de respeto, empatía y escucha mutua, se genera un dominio educativo ‘bientratante’. El apoyo, que los padres y cuidadores proveen en los procesos de desarrollo y las exigencias de madurez, lo cual se traduce en la generación de estímulos positivos, gratificaciones y desafíos que promueven en los niños el sentido de logro. El control, ya que los niños necesitan aprender a reconocer fronteras, manejar su impulsividad y desarrollar tolerancia a la frustración. En ambientes donde el trato se basa en el afecto, hay una buena comunicación, apoyo, soporte y el ejercicio del control se da en una forma pedagógica, hay mayores probabilidades de que niños y niñas se encuentren más confortables, experimenten seguridad emocional y física y, por tanto, desarrollen su máximo potencial.

Evaluación

La presidenta del Colegio de Psicólogos Educativos del Guayas, M.Sc. Jenny Alvarado Pozo, señala que generalmente los padres no son conscientes de que necesitan orientación para mejorar sus destrezas en relación con el cuidado y guía de los hijos. Menciona que en los colegios, cuando se convoca a los padres a las charlas tipo “escuela para padres”, generalmente se espera que prioritariamente asistan los representantes de aquellos menores que tienen problemas de conducta. Pero en la mayoría de casos esto no ocurre. Cuando padres, madres o cuidadores son capaces de mirar su propio desempeño y de evaluarse a sí mismos en relación con las necesidades de sus hijos o niños a cargo, se da el primer paso hacia la formación o fortalecimiento de las capacidades parentales. Si esto cuenta con la asesoría de consejeros o profesionales que facilitan este reconocimiento, entregan las distinciones necesarias para discernir entre una conducta de buen o mal trato con los hijos, y se generan oportunidades para la destreza de esas capacidades, se está ante un contexto favorable al aprendizaje parental, línea de trabajo con familias que está cada vez más presente en muchos programas de apoyo al desarrollo infantil, señala Jara.

Beneficios

Laura María Noboa, licenciada en Orientación y Consultoría Familiar, explica que entre los beneficios de las escuelas para padres están las herramientas que se les da para interiorizar –qué estoy haciendo en mi casa, cuáles son los valores familiares en mi hogar– y el poder compartir experiencias y aprender de otros padres. Esta interrelación es muy provechosa, dice, pues además de lo que el orientador pueda comunicar, saber que otros padres afrontan el mismo tipo de problemas es ya una especie de alivio, pues los grupos se arman de acuerdo con la edad de los hijos: preescolares, adolescentes, universitarios... Hay muchas inquietudes y necesidad de saber; acuden parejas de esposos, padres solteros, viudos, divorciados, tíos o abuelos a cargo de menores cuyos padres están ausentes... Noboa señala que hay un ciclo de vida familiar, que consta de siete etapas: formación de la pareja, nacimiento del primer hijo, ingreso a la escuela, hijos adolescentes, salida de los hijos del hogar, reencuentro de la pareja y familia anciana. Y en todas esas etapas se dan pequeñas crisis. Las inquietudes y angustias van a coincidir según la edad que tengan los hijos: cuando son pequeños, porque no quieren compartir u obedecer; evitan bañarse, se vuelven respondones y agresivos en la adolescencia; los más grandes descuidan los estudios o no manejan bien el consumo de alcohol... Al encontrarse en un grupo que comparte inquietudes similares, pueden conversar y se enriquecen, dice Noboa, pues “aunque los padres se divorcien, siguen teniendo un punto en común, que es anhelar el bienestar de los hijos”. Además de las iniciativas privadas, se vuelven necesarias políticas públicas en ese sentido, mucho más en estos tiempos de hiperconectividad en que niños y jóvenes reciben un sinnúmero de influencias externas incluso estando en casa. Los padres, por su parte, no tienen excusa para no prepararse; pueden encontrar mucho material de apoyo en internet y libros especializados. Puede leer el artículo original tomado de La Revista 

 

 

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