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Funciones de los Padres: Amar, Educar, Proteger

 Las funciones de los padres, fundamentalmente son: Amar, Educar y Proteger.

Amar

Amamos entrañablemente a nuestros hijos, es una premisa indiscutible. Somos los padres los que debemos enseñar que el afecto es gratuito, porque se lo damos a ellos sólo por el hecho de existir, aceptándolo tal cómo es, no en la medida en que se convierta en lo que yo quiero que sea, o en lo que yo hubiera querido ser. Amamos a nuestros hijos por encima de nuestras expectativas y preferencias. Si tu hijo tiene la nariz de tu suegro, aunque no te guste, igual lo amarás; si eres muy deportista y tu hijo es de tipo intelectual y torpe para los deportes, aceptarás esa diferencia, respetando su originalidad; así él se sentirá amado por ti. Somos justamente los padres los que amamos auténticamente a nuestros hijos, con sus virtudes, imperfecciones y diferencias. Nadie da lo que no tiene, si tienes comida puedes compartirla con otros, si eres bien amado, puedes amar. Crecer convencido del amor de sus padres da a los hijos una garantía de salud emocional.

Educar

  • Lograr acuerdos entre los padres sobre el proyecto de vida familiar
  • Proporcionarles valores claros y realizar actividades para hacerlos vida.
  • Guiarlos para que sean la mejor versión de sí mismos.
  • Ser modelos claros y coherentes del ser adultos. Referentes creíbles.
  • Ejercer nuestra autoridad de forma saludable, y poner los límites necesarios para que aprendan a conducirse y vivir en sociedad.
  • Ser valientes para ayudar a nuestros hijos a encontrar la medida en sus actos.
  • Incomodarnos… ser críticos con nosotros mismos para encontrar el camino adecuado a cada hijo.
  • Procurar el equilibrio para encontrar el justo medio, que no ahoga, ni abandona.

Proteger

Es nuestro deber cuidarlos, en el sentido emocional, intelectual y físico, inicialmente necesitan nuestro cuidado para sobrevivir, al bebé si no se lo alimenta, muere; si no se lo acaricia, se deprime; si no se lo limpia, se enferma; y así, por algunos años hay que proveerles el alimento a su boca, enseñarles a caminar levantándolos cuando se caen, cruzar la calle, etc.

También somos los llamados a cuidar su integridad, a defenderse de los extraños, a proteger su cuerpo.

Protegerlos emocionalmente, sin descalificarlos y aceptándolos como son, proporcionándoles una autoestima alta que les permita desarrollar mecanismos para enfrentar la vida desde su individualidad. Es nuestra tarea cuidar de ellos de tal forma que en la medida que van creciendo, les traspasemos la posibilidad de cuidar de sí mismos al crecer en autonomía. Es por esto que en un inicio les señalamos el camino, para que después ellos transiten solos, eligiendo su propia ruta y asumiendo las consecuencias de sus decisiones.

Matrimonio: Amar para siempre

Antes una refrigeradora era para toda la vida, cada objeto que adquiríamos era con la promesa, y también esperanza que durara mucho tiempo, lo más posible, para no tener que reemplazarlo, y si fuera posible, ¡para toda la vida!

Las relaciones entre las personas son el reflejo de la era consumista… mientras nos benefician y nos sirvan las adquirimos, las conservamos mientras sean útiles, luego cuando ya no nos rinden, las desechamos, como objetos: dejaron de cumplir la función por las cuales se las eligió.

¿Ahora que sucede? Cuando se daña, viene el técnico y nos dice, nada como las de antes, si ésta refrigeradora nueva se daña, mejor bótela y compre una nueva, repararla es muy caro, ahora todo lo hacen desechable.

En los tiempos que vivimos, queremos consumirlo todo y vivir para el placer y bienestar, la comodidad se ha convertido en un valor, es decir esforzarnos poco o nada, pero recibir a cambio todo lo que sea posible.   Pensamos, que es en esta forma como encontraremos la felicidad.   Cuando vamos al mall y compramos algo, apenas vamos saliendo ya pensamos en que más queremos regresar a comprar, invertimos mucho tiempo pensando en los objetos que nos faltan, y no tanto en lo apenas adquirido, es como si perdiera valor rápidamente, con poco uso ya es viejo..."está usado".

Me preguntarán: ¿que tiene que ver esto con el amor y el matrimonio? ¡Pues todo! Ahora el amor ha pasado a ser un bien de consumo más, igual que con la refrigeradora, ya no esperamos que "el matrimonio sea el amar para siempre", y si es que todavía pensamos que sea para toda la vida, no ponemos todos los medios para lograrlo esperamos que sea el otro el que lo haga.  Son pocos los decididos a poner todo de sí mismos para salir adelante frente a las dificultades.

Las relaciones entre las personas son el reflejo de la era consumista… mientras nos benefician y nos sirvan las adquirimos, las conservamos mientras sean útiles, luego cuando ya no nos rinden, las desechamos, como objetos: dejaron de cumplir la función por las cuales se las eligió. Y, que pasó con “te amaré hasta que la muerte nos separe”, se está cambiando por te amaré mientras me des lo que necesito, y de la forma como me gusta” (atención, cariño, independencia de los padres, bienestar económico, comodiad, etc )..."cuando ya no cumple con los requisitos por los cuales lo elegí, busco eso en otra persona que me haga sentir bien, que me de lo que busco…” "pues me merezco algo mejor, no nací para sufrir…sino para ser feliz” es lo que escuchamos.

Amar por un tiempo:

Cuando hablo del amor para un rato me refiero a las relaciones rápidas, intensas, que duran poco, en donde no hay un compromiso, sin embargo entrego mucho, a uno mismo en el acto sexual, pero CREO que doy poco, pues tratan de proteger todas sus emociones para no sufrir luego cuando la relación se termine (casi siempre están pensando, ¿cuando es que se termina?, pues no hay entre ellos un contrato implícito a largo plazo, ni la posibilidad de que exista). La gran paradoja es que mientras se trata de ser feliz, solo se encuentra el vacío y la tristeza que deja una relación más, en la que no se comprometen por protegerse emocionalmente, pero terminan silenciosamente heridos. Esto sucede tanto en parejas en etapas de enamoramiento, como en los matrimonios, que ha pesar de tener un rito explícito en el cual se prometen estar toda la vida juntos, no creen que eso sea posible.

¿Qué nos llevó a esto? ¿Qué sucedió que ahora las relaciones son tan frágiles?

El compromiso se ha convertido en un desafío a los tiempos postmodernos en los cuales el consumo, el bienestar y la comodidad son el hilo conductor de la vida.

Los miedos:

Existe realmente un terror al compromiso, que a la vez encierra muchos miedos.  Miedo a perder la independencia para hacer lo que quiero a la hora que me provoca….y volverme dependiente y perder espacio de acción…miedo a la incertidumbre que trae una relación de dos… miedo a perder comodidades… miedo a que el otro saque lo peor de mí… miedo a que no confíen en mí… Miedo al conflicto…miedo a renunciar a algo para llegar a acuerdos… miedo a no recibir lo que espero… miedo a perder el control de la situación…miedo a donarme por entero y que el otro lo haga a medias… Miedo a que el otro no se comprometa como yo y me deje… desconfianza en el otro... miedo a el cambio…en el fondo existe un gran miedo a sufrir y a amar.   Estos miedos se convierten en una gran coraza, que a la vez que me protegen de salir herido de una relación, impiden que el otro me ame, pues no pueden llegar a mi… y por lo tanto impiden que ame, pues si amo podría quedar indefenso.

Si no me comprometo, no me entrego por lo tanto elijo ser libre, sin responsabilidades hacia un Tu, vivo una falsa felicidad, pues lo que encuentro es soledad, egoísmo, resentimientos, heridas. Una relación sin compromiso está destinada a morir. Es una trampa, en la que encuentro exactamente lo contrario a lo que buscaba.

¿Que significa amar para siempre?

Cuando dos personas elijen estar juntas para toda la vida, con plena convicción de su decisión, se comprometen a amar al otro, a dar lo mejor de sí, a cuidar al otro, a respetarlo, a incomodarse, a plantearse un proyecto de vida en común. El ser amado resulta como respuesta del amar al otro.

Si me comprometo con otra persona en una relación para toda la vida, tendremos momentos de intimidad, alegría, ternura…viviremos con la seguridad que para los dos la relación es para siempre, lo que implica que ante las dificultades, las tristezas, los desacuerdos, los resentimientos, los sufrimientos que son parte natural del matrimonio, trataran juntos de buscar soluciones, para vivir plenamente esta meta, y no será la separación la primera respuesta.

Es decisión nuestra si elegimos relaciones sin compromiso, o elegimos amar a otro para toda la vida, con la disciplina y voluntad que cada uno de nosotros posee, dispuestos a caminar con nuestra pareja a través de los inviernos, fríos y sombríos, así como disfrutar de las primaveras soleadas y florecidas, con la disposición de mantenernos de la mano del otro.

 

 

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