cabecera consultorio

Regreso a clases: 8 estrategias para hacerlo con armonía

La temporada de vacaciones cambia todo en la rutina de padres e hijos. Los horarios son flexibles y se presentan nuevas actividades como paseos, playa, deportes y juegos con amigos. Al ser muchas semanas de vacación, estos cambios suelen convertirse en hábitos, por lo que padres e hijos deben adaptarse nuevamente al año escolar. Al igual que sucede en los adultos con la vuelta al trabajo, ciertos niños también sufren el síndrome postvacacional al incorporarse a la rutina escolar. Los padres pueden contagiar entusiasmo e interés a sus hijos para que esta transición de las vacaciones a las clases no sea una carga negativa.

RECOMENDACIONES

  • PREPARACIÓN.

Una de las cosas que más les gusta a los chicos de las vacaciones, es tener libertad en los horarios. Por ello se recomienda empezar gradualmente la rutina del colegio dos semanas antes del inicio de clases. Por supuesto no debe ser de manera estricta, pero sí es de utilidad que se empiece con algo de la rutina que se tenía en época escolar, como por ejemplo la hora de acostarse y levantarse.

  • SEGURIDAD

Una buena estrategia para lograr que los niños estén más tranquilos, es anticiparles las cosas. Cuando los niños son pequeños y están empezando la etapa escolar, es importante informarles datos del colegio, sobre todo si es nuevo, darles detalles y contarles cómo será su entorno en todo sentido.

Con niños ya escolarizados, podemos jugar a la escuelita para que recuerden cómo es esa rutina, recordar con ellos los lindos momentos del año pasado y compartir las expectativas que tienen para el nuevo año. En el caso de que sea la primera vez que van a la escuela, podemos llevarlos a visitarla, y que se familiaricen con las instalaciones, el patio, y los docentes.

  • CONOCER A LOS DOCENTES

Además, es de mucha utilidad tomarse un tiempo para hablar con la maestra o el maestro de nuestros hijos. No necesariamente sobre su rendimiento académico, sino sobre el estado de ánimo y actitud que tengan en clase.

  • HÁBITOS DE ESTUDIO

Establezca reglas de estudio con los pequeños desde el inicio de clases. Póngales un horario para hacer la tarea y un lugar apropiado. Organizarse les ayudará a sentirse más seguros.

  • ASPECTO SOCIAL

Las relaciones sociales son muy importantes. El hacerse amigos, sobre todo de sus mismos compañeros, es muy importante para el proceso de adaptación. Será sumamente valioso generar en ellos el sentimiento de pertenencia al grupo, creando ocasiones de encuentro entre los niños fuera del horario escolar.

  • ATENCIÓN A SÍNTOMAS Y SIGNOS

Es posible que observemos en los niños algo de cansancio, falta de apetito,  somnolencia, falta de concentración, dolores musculares, taquicardia, molestias en el estómago o insomnio. Estos signos son pasajeros, hay que atenderlos y estar atentos a que vayan reduciendo su presencia y desapareciendo conforme los niños se hayan adaptado de nuevo a la vida escolar.

  • MOTIVACION Y ÁNIMO
A nivel emocional también se puede observar falta de interés, irritabilidad, nerviosismo, inquietud, indiferencia o tristeza. Para combatir estos síntomas es bueno aclarar la idea o sensación de que las vacaciones son un estado absolutamente opuesto al periodo de trabajo y por tanto que uno es sinónimo de placer y el otro lo es de malestar y sufrimiento. Se debe proporcionar diariamente momentos de descanso y de recreación.
  • FORTALECER LA INDEPENDENCIA

Favorecer su autonomía. Valorizar los logros que vayan alcanzando los niños. Hay que transmitirles la alegría que supone ir a la escuela. Aprender, conocer nuevos compañeros, tener cierta independencia, desarrollar sus propios gustos.

Es normal que se genere un proceso de adaptación al inicio, en el que algunos niños sienten un poco de ansiedad, dificultad para ajustarse a los horarios del colegio, o un poco de desánimo, así mismo, a veces ocurre todo lo contrario y los chicos se adaptan de manera inmediata.

Comenzar algo nuevo usualmente genera  una mezcla de emoción y ansiedad. Debemos acompañar a nuestros hijos en el inicio del año, con ánimo y contagiándoles alegría y seguridad para emprender este nuevo reto.

De regreso a clases, en positivo!

Regresar a clases lleva consigo algunos cambios con respecto a lo vivido los últimos dos meses de vacaciones: por un lado es volver a la rutina con horarios exigentes, cambiar la actividad, conectarse con el aprendizaje, además de la inversión económica que conlleva el volver al colegio.

Vivirlo positivamente

Como padres pueden ayudar a sus hijos en el inicio del año escolar teniendo una actitud tranquila y segura, confiando que será un buen año, lo que ayudará a que bajen el stress que muchas veces tienen debido al temor sobre:

¿me cambiarán de paralelo o no?

¿Quiénes estarán en mi clase?

¿Cómo será mi nueva profesora?

¿Será un año muy difícil?

situaciones de preocupación común en los niños independientemente de la edad que tengan.  Frente a estas preguntas si las mamás o los papás demuestran preocupación en el sentido que “ojalá estés en la clase con pepito porque conozco a sus papás y el es buena gente” o “cruza los dedos para que te toque la profesora Panchita porque dicen que es chévere, sino…quién sabe que harás” siendo estas frases la que escucha tu hijo, seguro tendrá mucho stress y temor frente al inicio de clase, pues te sentirá a tí inseguro, pero si haces todo lo contrario, animándolo a que está bien cambiarse de paralelo pues podrá hacer nuevos amigos y esa es una oportunidad en la vida que le abre opciones a conocer más personas en quienes seguramente podrá descubrir amistades nuevas, si a tí te parece que las maestras y maestros son buenos, y si exigen mucho mejor, seguramente tu hijo se sentirá más tranquilo frente a los temores naturales que implica el cambio, pero por sobre todo sentirá que tu confías que el es capaz.

Hábitos del año escolar

Estando a pocos días del inicio del año es aconsejable retomar ciertos hábitos que son los que vivimos durante el año escolar, como son por ejemplo la hora de acostarse a dormir, es momento de volver al horario de acostarse pues esto ayudará mucho a que puedan levantarse temprano cuando tengan que madrugar para ir al colegio. Apagar la tv y tabletas como mínimo 30 minutos antes de ir a dormir para que puedan descansar bien será también un ámbito necesario de retomar, como también respetar las horas de comidas y aseo personal.

La inversión económica

Frente al inicio del año escolar los padres se enfrentan a la necesidad de un importante desembolso de dinero, lo cual implica un esfuerzo enorme.  Habrá que comprar libros, útiles, uniformes, zapatos, y esto por cada hijo en etapa escolar. Ayuda a bajar estos costos el intercambiar libros y uniformes con primos o amigos, alternativa muy válida, cada vez más practicada por padres de familia.  Para esto es muy importante enseñar a sus hijos el valor de las cosas, lo que significa cuidar de sus libros y uniformes para que puedan servir luego a sus hermanos menores, primos o amigos, teniendo en cuenta que será un ahorro para sus padres.

Esta inversión escolar puedo ser muy útil a la hora de educar a nuestros hijos, podemos explicarles que significa un desembolso importante por lo tanto se invita a los hijos a ser cuidadosos con lo que tienen (Cuidar las plumas, lápices, etc, no dejar botados los cuadernos ni perder libros, evitar manchar los uniformes ) pues significa un esfuerzo para sus padres además de invitarlos a tener una actitud de ahorro pues se ha gastado en el inicio a clase.  Esto los prepara para la vida enseñándoles que todo tiene un valor y que se necesita ser responsable en su manejo porque hay un esfuerzo por detrás. Conversar sobre esto no quiere decir “sacarles en cara lo que hago por ti” sino compartir que significa un esfuerzo y que en contraparte piden ser responsables con su uso.

7 recomendaciones para el regreso a clases con armonía

La temporada de vacaciones cambia todo en la rutina de padres e hijos. Los horarios son flexibles y se presentan nuevas actividades como paseos, playa, deportes y juegos con amigos. Al ser muchas semanas de vacación, estos cambios suelen convertirse en hábitos, por lo que padres e hijos deben adaptarse nuevamente al año escolar.

Al igual que sucede en los adultos con la vuelta al trabajo, ciertos niños también sufren el síndrome postvacacional al incorporarse a la rutina escolar.

Los padres pueden contagiar entusiasmo e interés a sus hijos para que esta transición de las vacaciones a las clases no sea una carga negativa.

7 recomendaciones para el regreso a clases con armonía:

Una de las cosas que más les gusta a los chicos de las vacaciones, es tener libertad en los horarios. Por ello se recomienda empezar gradualmente la rutina del colegio dos semanas antes del inicio de clases. Por supuesto no debe ser de manera estricta, pero sí es de utilidad que se empiece con algo de la rutina que se tenía en época escolar, como por ejemplo la hora de acostarse y levantarse.

1. Seguridad

Una buena estrategia para lograr que los niños estén más tranquilos, es anticiparles las cosas. Cuando los niños son pequeños y están empezando la etapa escolar, es importante informarles datos del colegio, sobre todo si es nuevo, darles detalles y contarles cómo será su entorno en todo sentido.

Con niños ya escolarizados, podemos jugar a la escuelita para que recuerden cómo es esa rutina, recordar con ellos los lindos momentos del año pasado y compartir las expectativas que tienen para el nuevo año. En el caso de que sea la primera vez que van a la escuela, podemos llevarlos a visitarla, y que se familiaricen con las instalaciones, el patio, y los docentes.

2. Conocer a los docentes

Además, es de mucha utilidad tomarse un tiempo para hablar con la maestra o el maestro de nuestros hijos. No necesariamente sobre su rendimiento académico, sino sobre el estado de ánimo y actitud que tengan en clase.

3. Hábitos de estudio

Establezca reglas de estudio con los pequeños desde el inicio de clases. Póngales un horario para hacer la tarea y un lugar apropiado. Organizarse les ayudará a sentirse más seguros.

4. Aspecto social

Las relaciones sociales son muy importantes. El hacerse amigos, sobre todo de sus mismos compañeros, es muy importante para el proceso de adaptación. Será sumamente valioso generar en ellos el sentimiento de pertenencia al grupo, creando ocasiones de encuentro entre los niños fuera del horario escolar.

5. Atención a síntomas y signos

Es posible que observemos en los niños algo de cansancio, falta de apetito, somnolencia, falta de concentración, dolores musculares, taquicardia, molestias en el estómago o insomnio. Estos signos son pasajeros, hay que atenderlos y estar atentos a que vayan reduciendo su presencia y desapareciendo conforme los niños se hayan adaptado de nuevo a la vida escolar.

6. Motivación y ánimo

A nivel emocional también se puede observar falta de interés, irritabilidad, nerviosismo, inquietud, indiferencia o tristeza. Para combatir estos síntomas es bueno aclarar la idea o sensación de que las vacaciones son un estado absolutamente opuesto al periodo de trabajo y por tanto que uno es sinónimo de placer y el otro lo es de malestar y sufrimiento. Se debe proporcionar diariamente momentos de descanso y de recreación.

7. Fortalecer la independencia

Favorecer su autonomía. Valorizar los logros que vayan alcanzando los niños. Hay que transmitirles la alegría que supone ir a la escuela. Aprender, conocer nuevos compañeros, tener cierta independencia, desarrollar sus propios gustos. Es normal que se genere un proceso de adaptación al inicio, en el que algunos niños sienten un poco de ansiedad, dificultad para ajustarse a los horarios del colegio, o un poco de desánimo, así mismo, a veces ocurre todo lo contrario y los chicos se adaptan de manera inmediata.

Comenzar algo nuevo usualmente genera una mezcla de emoción y ansiedad. Debemos acompañar a nuestros hijos en el inicio del año, con ánimo y contagiándoles alegría y seguridad para emprender este nuevo reto.

¿Hasta dónde pueden influir las expectativas de los padres en el desarrollo de los hijos?

Es una realidad, desde el momento de la concepción los padres se forman expectativas sobre su futuro hijo y es bastante natural que tengan una idea de cómo les gustaría que éste fuese. Las expectativas de los padres están presentes en todas y cada una de las etapas del desarrollo del niño, son sumamente positivas e importantes porque funcionan como un motor en la consecución de logros en los niños.

Revisaré algunas de las variables más perjudiciales que suelen darse con frecuencia durante el desarrollo del niño frente a las expectativas de los padres.

La etapa de la escolaridad

Puede llegar a provocar mucha ansiedad en los padres, por un lado, es la primera incursión del niño fuera de su hogar.

Frente a esta situación emergen temores reales como por ejemplo: ¿Le tocará una buena profesora? ¿Habremos escogido el colegio adecuado? ¿Se adaptará con facilidad? etc., Y en la otra cara de la moneda, los padres, de alguna manera sienten como que fueran a rendir su primer gran examen frente a la sociedad en relación a cómo han educado a su pequeño, lo que conlleva en muchas ocasiones a acrecentar el nivel de las expectativas depositadas en el hijo.   ¿Mi hijo?...va a ser el mejor alumno, el mejor compañero, el más colaborador, el más inteligente, el mejor deportista, etc., sin embargo en la medida en que el hijo crece se enfrenta a nuevas exigencias como: las que el sistema educativo impone, las de los maestros, las de los compañeritos; exigencias que en muchas ocasiones le son muy difíciles de cumplir.

Se torna imprescindible que los niños en etapa de escolaridad (la primaria), se sientan motivados por aprender, los padres como principales forjadores de valores, creencias y conductas son los llamados a prestar la atención necesaria a sus hijos, a apoyar y orientar al niño en el desarrollo y cumplimiento de sus actividades para forjar una actitud positiva hacia los estudios, una buena adaptación e interacción con los demás, desde muy temprana edad.

No confías en sus capacidades

Otra variable que puede presentarse en cualquier etapa del desarrollo del hijo, es que el padre no confíe en las capacidades y habilidades de su hijo, por lo tanto quiere que su hijo sea de una determinada manera, sin reparar en que es distinto a lo que el espera. Frente a esto tienden a sobreprotegerlo, a transmitirle inseguridad, generándose en él una baja autoestima.

Que los hijos logren lo que yo no pude

A medida que los hijos crecen puede darse otro tipo de variable, los padres quieren que su hijo logre lo que ellos no pudieron obtener en la vida, (proyección prolongada de los padres hacia los hijos), se enceguecen a tal punto que no logran ver la importancia de la meta que el hijo quiere lograr.

Es muy importante que como padres no se etiquete al hijo por sus fallos o limitaciones, al contrario se debe destacar sus capacidades y habilidades

Los padres no deben proyectarse en los hijos, es un error tratar de vivir lo que no se vivió a través de la vida del niño. Frente a este panorama surge un gran conflicto para el hijo, quien tiene que cumplir con esas expectativas no logradas de uno o ambos padres e involucra su vida en un afán por "satisfacer a sus padres’’ sin cuestionar que es lo que el realmente quiere. De esta forma se transmite al hijo que será apoyado siempre y cuando realice lo que el padre quiere que haga, el hijo percibe y siente que el cariño y a poyo paternal está condicionado al cumplimiento de las expectativas del padre. También puede sentir que es insuficiente para sus padres y que haga lo que haga no los satisface; esta percepción del hijo genera en él un gran sentimiento de culpa que lo hace retraerse, abandonar todas las metas debido a que encuentra inalcanzable lograrlas, instalándose en él un patrón de juego relacional que puede dar inicio a futuras relaciones de co-dependencia. La carga de frustración que el hijo porta puede desembocar en fuertes problemas de autoestima, problemas de comportamiento de conducta, depresión, uso de sustancias, etc.. Los padres deben esmerarse en comprender y aceptar que los hijos son personas diferentes a ellos; con gustos, intereses y deseos propios que hay que respetar. Es necesario permitirle al hijo que escoja y decida lo que quiere realizar, que no sienta que con su decisión desilusiona a algún miembro de su familia.

Los hijos necesitan durante todas las etapas de su crecimiento amor, exigencia y una disciplina asertiva, que los ayude a convertirse en seres autónomos y proactivos, quien mejor que los padres para ejercer su función de orientar y guiar a los hijos, creando un clima familiar propicio donde fluya y se mantenga una buena comunicación, un clima que permita a los hijos manifestar sus desacuerdos. Los padres tienen el deber de poner sobre la mesa las ventajas y desventajas que ven frente a ciertas decisiones que los hijos vayan a tomar en diferentes circunstancias que vivan; respetarlas aunque se equivoquen ya que es parte fundamental de su proceso de crecimiento y autonomía. Es muy importante que como padres no se etiquete al hijo por sus fallos o limitaciones, al contrario se debe destacar sus capacidades y habilidades, ya que en la medida en que los padres sean capaces de crear en ellos una conciencia de que tienen capacidades y talentos a desarrollar lo motivaran a participar y desempeñarse cada vez mejor en los diferentes entornos en el que este se desenvuelve.

La triple misión de las vacaciones escolares

Las vacaciones escolares cumplen una triple misión que debe ser aprovechada a plenitud. Descanso, diversión y desarrollo. Acercándose las vacaciones escolares, surgen un sinnúmero de posibilidades en cuanto a qué hacer y cómo pasar el tiempo.  El tiempo libre y carente de estructura, traerá consigo oportunidades de llevar a cabo todo lo que no fue posible hacer en época de clases. Los días de clase son extensos, y sumado a eso muchos niños tienen actividades extracurriculares o diversos compromisos de acuerdo a su edad. Asegurémonos que las vacaciones de nuestros hijos cumplan la triple misión de las vacaciones escolares:

Descanso

  • Esparcimiento. Permitámosles que tengan suficiente tiempo de ocio al día, en el que ellos decidan cómo distraerse, y busquen los recursos para hacerlo.
  • Relaciones familiares. Las vacaciones son el mejor momento para enriquecernos como familia y fortalecer vínculos entre padres y hermanos. Llevemos a cabo actividades con cada hijo, como por ejemplo llevarlos con nosotros a hacer diligencias, y luego compartamos un momento gratificante con ellos. De tal manera conocerán lo que hacemos en el tiempo que ellos están en el colegio, y a su vez irán madurando y respetando más nuestro esfuerzo.

Diversión

  • Actividades lúdicas. El juego tiene una gran importancia en los niños. Probablemente en los meses de clases, ha habido poca oportunidad para que los niños usen su imaginación y se inventen maneras de divertirse. Como padres podemos enseñarles a crear, motivarlos a entretenerse sin mayores complicaciones, proponerles juegos de azar, de mesa, y hacerlos partícipes de actividades rutinarias de la casa.
  • Manejo del tiempo. Enseñémosles a nuestros hijos a repartir el tiempo de manera acertada. Es conveniente que los días estén llenos de variedad de actividades, y que no hagan lo mismo todos los días. Por ejemplo, si el niño invierte todas las horas de la tarde en jugar videojuegos, y esto se repite toda la semana, es evidente que no estaría aprovechando bien su día. A su vez si pasa todos los días jugando únicamente fútbol, podemos darle ideas de qué hacer dentro de casa como por ejemplo hacer un rompecabezas con la familia. Los periodos que invierte en sus actividades deben ser variados y para ello propongámosle diferentes opciones.

Desarrollo

  • Reforzar habilidades. Antes de terminar el año escolar, es probable que tengamos en mente algunos aspectos del desarrollo de nuestros niños que deben ser reforzados. Pueden estar en el área de aprendizaje, aprovechamiento o conducta. Revisemos aquellas áreas para que el siguiente año escolar empiece con armonía.
  • Aprender algo nuevo. Motivemos a nuestros hijos a aprender algo nuevo, que a la vez los incentive y divierta. Analicemos con ellos sus talentos e intereses, para descubrir qué podría interesarles. Si es posible, ofrezcámosles aprender un nuevo idioma o tocar un instrumento musical. Desarrollemos un plan corto y concreto para brindarle la ayuda que necesita.

Algunas actividades:

  • Llevarlos a hacer diligencias con nosotros
  • Juegos de azar
  • Juegos de mesa
  • Actividades de la rutina doméstica
  • Practicar deportes (variados)
  • Armar rompecabezas
  • Reforzar conocimientos escolares
  • Aprender un nuevo idioma
  • Tocar un instrumento musical

Las esperadas vacaciones traen consigo múltiples oportunidades, es por eso que debemos evitar que los niños se dejen llevar por la comodidad pues a los pocos días estarían aburridos. Este tiempo libre debe ser recordado como una de las épocas más felices de la infancia, donde se empiezan nuevas amistades, se viven experiencias novedosas, se aprenden habilidades fuera de lo cotidiano, y como consecuencia se van creando recuerdos para la posteridad.

  Cuéntanos en los comentarios, cuáles serán las actividades que tus hijos realizarán en estas vacaciones.  Si tienes alguna pregunta, puedes hacerla en nuestro consultorio online

¿Cuáles son los temores esperados en los niños pequeños?

Los niños experimentan numerosos miedos en el curso de su crecimiento. La mayoría de los miedos infantiles son transitorios, de intensidad leve y específicos de una edad.

Entre los 2 y 4 años aparecen temores como:
• usar el inodoro,
• animales en general; siendo el de los perros el principal miedo a los 3 años.

A los 4 años la causa más común es a la oscuridad.

A los 6 el miedo a:
• la escuela,
• la oscuridad,
• catástrofes,
• seres siniestros (brujas, fantasmas, personajes de series o películas) son las causas principales.

Alrededor de los 6 – 9 años cuando ya hay más consciencia social, aparece el temor al:
• ridículo por carencia de habilidades sociales,
• temor por fracaso escolar o
• temor al fracaso deportivo son los motivos más comunes.

No obstante, algunos miedos de infancia, pueden estar presentes hasta la edad adulta, y causan un malestar clínicamente significativo al niño y/ o interfieren en su vida diaria en aspectos sociales, familiares, o escolares.

Conviene por lo tanto diferenciar los miedos normales, propios de la infancia, que espontáneamente o con un poco de ayuda se superan de aquellos miedos “patológicos” o fobias que requieren tratamiento psicoterapéutico.

Manifestaciones y causas

Nos encontramos muchas veces con niños que en la escuela que mantienen un comportamiento particular:

Movimiento frecuente en la silla sin levantarse de ella, mirada de temor, inquietud en sus manos, voz temblorosa, repeticiones en el habla, tics, mordida de uñas, llanto frecuente, como si algo los amenazara y están alertas para reaccionar ante cualquier posible peligro a su alrededor…. Los cambios en las rutinas, el tono de voz alto del maestro, las demandas relacionales, etc. pueden ser causa de que se active esa alarma en el niño y se genera un estado de temor o de ansiedad. Muchas veces las causas no solo están alrededor de las situaciones escolares, sino que son por motivos familiares: separación o discusiones de los padres, dificultades económicas percibidas por los niños, falta de control del comportamiento entre los hermanos, e incluso maltrato infantil.

Puede ser algo pasajero, puntual o un estado de alarma que se convierte en permanente y que no le permite estar tranquilo y en condiciones apropiadas incluso para atender con todos los sentidos a la clase. La sensibilidad aguda de algunos niños los hacen más propensos a afectarse por situaciones que son asumidas como amenazas para ellos, mientras que para otros la misma causa simplemente no tiene importancia.

Lo aprendido en casa:

Muchas veces estos aprendizajes sobre los temores son aprendidos también por los niños del modelo de sus cuidadores. Si mamá se sobresalta con exageración por algún hecho, si abuela exagera las emociones negativas, si los diálogos familiares giran alrededor de los problemas mundiales…. estos temas pueden ser interpretados negativamente por los niños y asumir este estado de alarma frecuente, reaccionando con sobresaltos, sensibilidad y llanto, o irritabilidad. Los niños con rasgos de ansiedad, también pueden presentar niveles de inseguridad. Demandan aprobación frecuente de sus maestros, o incluso pueden asumir una posición de incapacidad frente a pequeños problemas.

Recomendaciones:

Si usted recibe comentarios de la escuela sobre los síntomas descritos es conveniente revisar cuales son las causas que pudieran estar afectando. Converse con el niño, pregúntele frontalmente que le causa temor, cuales son las cosas que le podrían generar miedo, póngase usted como ejemplo de sus temores cuando era pequeñ@. Trate de atender las demandas y aclarar racionalmente o concretamente cuales son temores reales y cuales son imaginarios. Destaque con frecuencia los aspectos positivos de los maestros de la escuela, para que sienta que puede confiar en ellos y pedirles ayuda si lo necesitan. Evite temas que a un niñ@ pequeñ@ puede generar ansiedad, no se trata de ocultarle los problemas pero si no es necesario comentárselos, es mejor evitar contenidos que pueden ser impactantes a sus edades.

Trate de guardar la calma, de transmitir serenidad y de racionalmente encontrar respuestas para temores infundados, bríndele seguridad al niño. Considere que si a pesar de su intervención, los miedos impiden a su hij@ tener un desempeño esperado, sería el momento oportuno de buscar un apoyo profesional para evitar que las conductas se complejicen.

Los niños de primaria

Cuando nuestros hijos entran a primaria se presenta ante nosotros la gran oportunidad de consolidar este período de su vida como uno de calma y remanso. Se lo considera también como la “edad de oro”, pues es una etapa tranquila y sin contratiempos en la cual ellos tienen una gran capacidad de aprender y moldear su carácter y su comportamiento. Para lograrlo debemos continuar dedicándonos a educarlos de tal forma que sean autónomos y se sientan amados. Al cumplir los 6 años inician la segunda infancia, entran a primaria, han dejado de ser los niños de preescolar, se descubren a sí mismos capaces de realizar mayores tareas de forma independiente, lo que les da mayor autonomía, y sienten que pueden valerse por sí solos:

  • Leen y escriben,
  • Asisten a la escuela por mayor tiempo,
  • Se quedan sin adultos en casa de amigos,
  • Pueden ir a la cocina y coger alimentos sin ayuda,
  • Se da una reducción gradual de la dependencia de sus padres.

En esta etapa sus compañeros empiezan a tener una importancia e influencia mayor en su vida que la que tenían en el preescolar. Además, se afianzan normas culturales y sociales al tener que adaptarse a distintas situaciones, tanto en la escuela, como en actividades extracurriculares o eventos sociales, como son las visitas a casa de los amigos. Si logramos atravesar con éxito las tareas de la primaria, tendremos bases sólidas en dónde apoyarnos durante la adolescencia de nuestros hijos.

Están creciendo, características de su desarrollo

Desarrollo de la inteligencia: Es un desarrollo lógico concreto.Son capaces de reflexionar y reconocer que hay distintos puntos de vista sobre un tema concreto.

Desarrollo del lenguaje: Tienen un amplio vocabulario, pudiendo expresarse claramente con los adultos y los otros niños.

Desarrollo de habilidades sociales: Gran sentido del compañerismo, sus amigos y la escuela son parte importante de su vida.  Son capaces de hacer amigos y pertenecer a un grupo.

Autonomía: En la medida que crecen son cada vez más independientes de sus padres, valiéndose por sí mismos para un sinnúmero de situaciones y tareas.

Mi hijo no se adapta al jardín

Mi hijo no se adapta al jardín, va por su segunda semana y sigue llorando, me preocupa que es el único que lo hace y el resto no. ¿Es esto normal?

Norma

 

Estimada Norma

No te preocupes, hay niños a los que les toma más tiempo adaptarse al maternal o al jardín que a otros, así como es normal que te pongas ansiosa si todos los niños se adaptaron y solo el tuyo llora.

Recuerda que tiene solo dos años y ha pasado toda su vida en un ambiente seguro y familiar como es su hogar, que le resulta de más conocido, su lugar natural.

Dale tiempo, piensa que debe ser muy difícil quedarse en un ambiente nuevo y extraño sin ninguna figura conocida que te de seguridad…es un lugar en el que tú no estás, ni su abuelita o alguna cara familiar.

Necesita poder ir sintiendo que ese ambiente no lo amenaza, y que por el contrario es entretenido y seguro. Eso tú lo sabes, pero él debe experimentarlo, lo que solo podrá ser por repetición, es decir, asistir al jardín, regresar a su casa y darse cuenta que tú sí lo estás esperando en casa, que no está abandonado con gente extraña, sino que esta nueva rutina con personas nuevas en la que está junto a ti cuando lo vas a dejar, y luego cuando lo recoges o él llega a casa, se va repitiendo día tras día, hasta que deja de ser una amenaza y lo incorpora a su vida.  

Hay algo muy importante que tu puedes hacer y es "controlar tu nivel de ansiedad", pues es natural que si tu hijo llora todos los días, y los otros niños no lo hacen, cada vez que lo dejas en el jardín, tu te pondrás nerviosa en el momento de la separación, lo que provocará que el te sienta ansiosa y le  le costará aún más adaptarse. Trata de estar tranquila y confiada, y verás como poco a poco él responde positivamente.

Padres, a la escuela

Cómo actuar ante el primer berrinche del niño en el supermercado, el adolescente que grita y tira la puerta o el hijo crecido que se va de farra y empieza a abusar del alcohol... La lista de situaciones de difícil manejo para algunos padres podría ser extensa. Solemos consolarnos con decir que no hay una universidad que enseñe a ser padres. Por eso se van adquiriendo de manera intuitiva y empírica –con la práctica– las destrezas básicas que se necesitan para proveer de cuidados y guía a los hijos; otras veces, el aprendizaje se produce imitando la manera como nos criaron nuestros padres. Hay también quienes se ayudan con la asistencia de profesionales o asistiendo a charlas que se imparten bajo la modalidad de “escuela para padres”.

Se dice que los hijos no nacen con un manual de instrucciones bajo el brazo, que se aprende a ser mamá o papá con la práctica… Sin embargo, ¡cómo ayudan las escuelas para padres!

En el blog Primeros Pasos, de la División de Protección Social y Salud del BID, la socióloga Patricia Jara aborda la necesidad de poner más énfasis en la formación parental en relación con el desarrollo infantil. Menciona las intervenciones de las autodenominadas “escuelas para padres” que se ofrecen en centros infantiles, centros educativos y de salud, así como algunas políticas y programas implementados en esta área, para establecer la generación de acciones para la formación de capacidades y competencias parentales. Esto se refiere a las capacidades prácticas de los padres y cuidadores para proteger y educar a sus niños, generando contextos de protección, afecto y seguridad propicios a un desarrollo saludable.

Contextos de buen trato

Jara cita al neuropsiquiatra Jorge Barudy, quien sostiene que las habilidades parentales más importantes son aquellas que permiten generar “contextos de buen trato”, principalmente la capacidad de apego, la empatía, la capacidad de asimilar modelos positivos de crianza y la capacidad de participar en circuitos sociales y utilizar recursos comunitarios. El experto menciona cuatro dimensiones que considera de alta incidencia en la generación de contextos nutritivos y de reafirmación positiva para el niño: El afecto, que es la cualidad esencial de cualquier forma de interacción basada en el buen trato. La comunicación, pues cuando existe un ambiente de respeto, empatía y escucha mutua, se genera un dominio educativo ‘bientratante’. El apoyo, que los padres y cuidadores proveen en los procesos de desarrollo y las exigencias de madurez, lo cual se traduce en la generación de estímulos positivos, gratificaciones y desafíos que promueven en los niños el sentido de logro. El control, ya que los niños necesitan aprender a reconocer fronteras, manejar su impulsividad y desarrollar tolerancia a la frustración. En ambientes donde el trato se basa en el afecto, hay una buena comunicación, apoyo, soporte y el ejercicio del control se da en una forma pedagógica, hay mayores probabilidades de que niños y niñas se encuentren más confortables, experimenten seguridad emocional y física y, por tanto, desarrollen su máximo potencial.

Evaluación

La presidenta del Colegio de Psicólogos Educativos del Guayas, M.Sc. Jenny Alvarado Pozo, señala que generalmente los padres no son conscientes de que necesitan orientación para mejorar sus destrezas en relación con el cuidado y guía de los hijos. Menciona que en los colegios, cuando se convoca a los padres a las charlas tipo “escuela para padres”, generalmente se espera que prioritariamente asistan los representantes de aquellos menores que tienen problemas de conducta. Pero en la mayoría de casos esto no ocurre. Cuando padres, madres o cuidadores son capaces de mirar su propio desempeño y de evaluarse a sí mismos en relación con las necesidades de sus hijos o niños a cargo, se da el primer paso hacia la formación o fortalecimiento de las capacidades parentales. Si esto cuenta con la asesoría de consejeros o profesionales que facilitan este reconocimiento, entregan las distinciones necesarias para discernir entre una conducta de buen o mal trato con los hijos, y se generan oportunidades para la destreza de esas capacidades, se está ante un contexto favorable al aprendizaje parental, línea de trabajo con familias que está cada vez más presente en muchos programas de apoyo al desarrollo infantil, señala Jara.

Beneficios

Laura María Noboa, licenciada en Orientación y Consultoría Familiar, explica que entre los beneficios de las escuelas para padres están las herramientas que se les da para interiorizar –qué estoy haciendo en mi casa, cuáles son los valores familiares en mi hogar– y el poder compartir experiencias y aprender de otros padres. Esta interrelación es muy provechosa, dice, pues además de lo que el orientador pueda comunicar, saber que otros padres afrontan el mismo tipo de problemas es ya una especie de alivio, pues los grupos se arman de acuerdo con la edad de los hijos: preescolares, adolescentes, universitarios... Hay muchas inquietudes y necesidad de saber; acuden parejas de esposos, padres solteros, viudos, divorciados, tíos o abuelos a cargo de menores cuyos padres están ausentes... Noboa señala que hay un ciclo de vida familiar, que consta de siete etapas: formación de la pareja, nacimiento del primer hijo, ingreso a la escuela, hijos adolescentes, salida de los hijos del hogar, reencuentro de la pareja y familia anciana. Y en todas esas etapas se dan pequeñas crisis. Las inquietudes y angustias van a coincidir según la edad que tengan los hijos: cuando son pequeños, porque no quieren compartir u obedecer; evitan bañarse, se vuelven respondones y agresivos en la adolescencia; los más grandes descuidan los estudios o no manejan bien el consumo de alcohol... Al encontrarse en un grupo que comparte inquietudes similares, pueden conversar y se enriquecen, dice Noboa, pues “aunque los padres se divorcien, siguen teniendo un punto en común, que es anhelar el bienestar de los hijos”. Además de las iniciativas privadas, se vuelven necesarias políticas públicas en ese sentido, mucho más en estos tiempos de hiperconectividad en que niños y jóvenes reciben un sinnúmero de influencias externas incluso estando en casa. Los padres, por su parte, no tienen excusa para no prepararse; pueden encontrar mucho material de apoyo en internet y libros especializados. Puede leer el artículo original tomado de La Revista 

De regreso a clases, en positivo!

Regresar a clases lleva consigo algunos cambios con respecto a lo vivido los últimos dos meses de vacaciones: por un lado es volver a la rutina con horarios exigentes, cambiar la actividad, conectarse con el aprendizaje, además de la inversión económica que conlleva el volver al colegio.


Vivirlo positivamente

Como padres pueden ayudar a sus hijos en el inicio del año escolar teniendo una actitud tranquila y segura, confiando que será un buen año, lo que ayudará a que bajen el stress que muchas veces tienen debido al temor sobre:

¿me cambiarán de paralelo o no?

¿Quiénes estarán en mi clase?

¿Cómo será mi nueva profesora?

¿Será un año muy difícil?

Situaciones de preocupación común en los niños independientemente de la edad que tengan. Frente a estas preguntas si las mamás o los papás demuestran preocupación en el sentido que “ojalá estés en la clase con pepito porque conozco a sus papás y el es buena gente” o “cruza los dedos para que te toque la profesora Panchita porque dicen que es chévere, sino…quién sabe que harás” siendo estas frases la que escucha tu hijo, seguro tendrá mucho stress y temor frente al inicio de clase, pues te sentirá a tí inseguro, pero si haces todo lo contrario, animándolo a que está bien cambiarse de paralelo pues podrá hacer nuevos amigos y esa es una oportunidad en la vida que le abre opciones a conocer más personas en quienes seguramente podrá descubrir amistades nuevas, si a tí te parece que las maestras y maestros son buenos, y si exigen mucho mejor, seguramente tu hijo se sentirá más tranquilo frente a los temores naturales que implica el cambio, pero por sobre todo sentirá que tu confías que el es capaz.


Hábitos del año escolar
 

Estando a pocos días del inicio del año es aconsejable retomar ciertos hábitos que son los que vivimos durante el año escolar, como son por ejemplo la hora de acostarse a dormir, es momento de volver al horario de acostarse pues esto ayudará mucho a que puedan levantarse temprano cuando tengan que madrugar para ir al colegio. Apagar la tv y tabletas como mínimo 30 minutos antes de ir a dormir para que puedan descansar bien será también un ámbito necesario de retomar, como también respetar las horas de comidas y aseo personal.


La inversión económica

Frente al inicio del año escolar los padres se enfrentan a la necesidad de un importante desembolso de dinero, lo cual implica un esfuerzo enorme. Habrá que comprar libros, útiles, uniformes, zapatos, y esto por cada hijo en etapa escolar. Ayuda a bajar estos costos el intercambiar libros y uniformes con primos o amigos, alternativa muy válida, cada vez más practicada por padres de familia. Para esto es muy importante enseñar a sus hijos el valor de las cosas, lo que significa cuidar de sus libros y uniformes para que puedan servir luego a sus hermanos menores, primos o amigos, teniendo en cuenta que será un ahorro para sus padres.

Esta inversión escolar puedo ser muy útil a la hora de educar a nuestros hijos, podemos explicarles que significa un desembolso importante por lo tanto se invita a los hijos a ser cuidadosos con lo que tienen (Cuidar las plumas, lápices, etc, no dejar botados los cuadernos ni perder libros, evitar manchar los uniformes ) pues significa un esfuerzo para sus padres además de invitarlos a tener una actitud de ahorro pues se ha gastado en el inicio a clase. Esto los prepara para la vida enseñándoles que todo tiene un valor y que se necesita ser responsable en su manejo porque hay un esfuerzo por detrás. Conversar sobre esto no quiere decir “sacarles en cara lo que hago por ti” sino compartir que significa un esfuerzo y que en contraparte piden ser responsables con su uso.

 

 

CONTÁCTANOS

    • Contribuye a formar familias con valores y herramientas que eduquen con la firmeza y AMOR necesarios para cimentar una sociedad de cambios constantes
    • Porque Padres educados pueden educar con la firmeza y Amor necesarios para cimentar una sociedad que enfrenta cambios constantes

 

  • Escríbenos a nuestro Consultorio Online
  • Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Top
We use cookies to improve our website. By continuing to use this website, you are giving consent to cookies being used. More details…